jueves, 21 de octubre de 2010

Educación "Superior" con modelos de enseñanza "inferiores"?





















Es un hecho no un “cliché conceptual”. Una tendencia mundial no una “moda local”. Una necesidad de extrema urgencia no una “opción interesante” que habría que evaluar...
La Educación Superior requiere de CAMBIOS. Cambios profundos, sistémicos, estructurales y urgentes. El “modelo educacional” tal cual lo conocemos hoy, creo que no se sustenta por sí solo y la verdad, no le doy más de 5 años de vida... 
La Universidad como institución requiere profundos cambios que se manifiesten en sus procesos de selección (de estudiantes y profesores), en sus metodologías académicas y procesos de evaluación, en el diseño y estructura de sus programas académicos, pero por sobre todo, en la concepción que tienen las mismas Universidades de su Visión, Misión y Rol Social. 
En el post anterior hablaba de un fenómeno que se ve mucho en nuestro país, el de las “carreras universitarias commodity” que, obviamente, están saturando el mercado laboral con “profesionales commodity” con poco o nulo valor agregado. También hablaba de las grandes ausentes en las mallas académicas de todas las carreras en todas las Universidades, las llamadas "Habilidades Socioemocionales" (o “Habilidades Blandas”) y comentaba la relevancia que tienen este tipo de habilidades sociales en el contexto laboral.
En este post pretendo hacer un análisis crítico, experiencial, descriptivo y cualitativo de los defectos y “mañas” académicas que ocurren dentro y fuera de las salas de clases, todos los días, en todas las carreras, en todas las universidades, en todo Chile y en muchos otros países del mundo... 

Obviamente tengo claro que cuando uno mete a TODO el mundo dentro del mismo saco corre el riesgo de ser injusto con MUCHAS buenas iniciativas, muchas buenas prácticas, muchos buenos profesores y alumnos, pero según mi experiencia de varios años ya, en distintos roles en varias universidades (más de las quisiera confesar la verdad y que creo que son una buena muestra de lo que pasa en Chile) esto sería lo que una persona con un ojo bien crítico podría darse cuenta con respecto al modelo de Ed. Superior en Chile.
La verdad es que uno, a poco andar, se puede dar cuenta de que todo lo que pasa dentro de una sala de clases es producto de lo que uno “cree que debiera pasar” dentro de una sala de clases. Y en este punto todos los actores de esta película (directivos de universidades, profesores y alumnos) deben asumir sus propias cuotas de responsabilidad en este tema...
-Estudiantes con un rol absolutamente pasivo, con poca (algunas veces nula) iniciativa y motivación intrínseca que se manifiesta en un desinterés por todo lo que pasa dentro o cerca de una sala de clases, que no tienen claridad o no entienden el sentido de por qué están dentro de esa sala o para qué les sirve todo eso que están anotando en su cuaderno (si es que tienen cuaderno) o de si realmente quieren ser ingenieros, arquitectos o abogados... o en realidad entraron a la Universidad porque su papá o mamá lo obligó (conozco varios de esos casos).
Quizás por lo mismo se da el fenómeno generalizado en los estudiantes de NO HACERSE CARGO DE NADA. Todo lo malo que les pasa es culpa de alguien más. Si reprueban un ramo ellos no tuvieron NADA que ver; “el profe me tiene mala y me rajó”, “el ramo está mal enfocado”, “llegué tarde al exámen por culpa del taco”, “el profe habla raro, no le entiendo nada”, “nunca están los libros en la biblioteca”, “la universidad no nos apoya”, y un largo etcétera... La hora de asumir sus culpas y de hacerse cargo de sus propios problemas y errores generalmente llega tarde avanzada su carrera. O a veces no llega nunca!
Hoy día un estudiante promedio tiene muy claros sus “derechos” pero cree que sus únicos “deberes” como universitario se resumen a “Ir a Clases” y “Aprobar Ramos”. De hecho hay algunos “expertos en optimización de recursos” que se la juegan por la opción de “aprobar ramos SIN ir a clases” (Notable!) recurriendo a prácticas académicas poco honorables que no voy a comentar para no dar malas ideas al respetable público universitario... O sea, la ley del mínimo esfuerzo en su máxima expresión...
-Autoridades y Directivos Universitarios que lamentablemente se encuentran muy alejados de “la primera línea” académica (salas de clases, profesores, alumnos y qué está pasando entre estos tres elementos) y que siguen replicando modelos educacionales rígidos, con programas académicos caros, extensos y poco atingentes al mercado laboral.
Autoridades  muchas veces sin un liderazgo y una visión que permita reclutar, cohesionar y motivar a equipos docentes de excelencia que realmente innoven y agreguen valor en sus actividades académicas. Directivos que se ven sobrepasados por temas administrativos y que pierden el foco de lo académico, donde se supone que pueden marcar la diferencia con su experiencia en el área correspondiente y que imponen modelos de relación Escuela-Alumno demasiado impersonales y rígidos en algunos casos o demasiado permisivos y paternalistas en otros, sin nunca llegar a un equilibrio sano para lograr un adecuado ambiente de formación para un profesional.
-Profesores que todavía creen que su trabajo en una Universidad es "pasar materia". Que no conocen la palabra empatía y que ya se olvidaron que alguna vez también fueron estudiantes, que se han endurecido en el camino y que siguen pegados con el concepto de “disciplina” de 1900. Y ojo que yo soy un “fiel creyente” en la importancia de la disciplina y el respeto como condición para que sucedan cosas importantes en una sala de clases y como un valor que se debiera entregar con miras a un buen desempeño profesional. 
Además todavía uno se encuentra con sujetos que creen que el profesor es un “ser superior e intocable” dentro de la sala de clases y que siguen convencidos de que el proceso de formación de un profesional es básicamente unidireccional, del tipo “profesor habla-alumno escucha (y si alcanza toma apuntes)”. O sea de interactuar con los alumnos ni hablar, probablemente le sale un alumno un poco más “agudo intelectualmente” que le rebata alguna idea o le haga una pregunta de algún tema que no maneje bien (que terrible!)... muchos “profesores” consideran esto casi como una agresión hacia su persona y no como parte crucial del proceso de aprendizaje. O sencillamente profesores que no tienen los recursos personales para validarse y ser respetado por su curso si no es por la imposición de “mano dura”, la disciplina mal entendida y amenazas de todo tipo.  Muchos aún piensan que la relación profesor-alumno es un tema secundario en todo este proceso. Para otros incluso “no es tema”...
Profesores que siguen utilizando los mismos métodos, mismas estrategias, mismas clases, mismos casos clínicos o casos de empresa, mismos textos de estudio, mismos tipos de evaluaciones (incluso las mismas pruebas) año, tras año, tras año sin nunca detenerse a pensar... Estaré haciéndolo bien? Tendré que modificar algo? Habrán métodos académicos más efectivos y fáciles de replicar que puedan potenciar mis prácticas como docente?
EL SENTIDO COMÚN COMO “MODELO EDUCACIONAL”
Es obvio, lógico, de sentido común. Para que alguien realmente aprenda algo se requiere que se den algunas condiciones mínimas. 
-Primero, estudiantes que tengan la voluntad de aprender algo que consideran importante y significativo para ellos.
-Segundo, un contexto de aprendizaje idóneo, agradable, interesante, desafiante pero no excesivamente estresante.
-Tercero, un profesor que sepa establecer una BUENA relación con sus estudiantes, que los guíe, los motive e incentive la curiosidad y el interés de seguir aprendiendo.
Hasta ahora nada muy novedoso no? Estos tres factores son de SENTIDO COMÚN, no tienen nada de "innovadores", nada de "Hi Tech", son factores que paradójicamente son gratis (o muy baratos), efectivos y replicables pero lamentablemente NO es lo que uno ve en la gran mayoría de las salas de clase. 
De aquí se descuelga la primera “metodología” interesante  de aplicar en una sala de Universidad. No es nueva, de hecho acaba de cumplir algo así como 30 o 40.000 años...
CONVERSAR CON LOS ALUMNOS: Es casi para reirse no? Una idiotez, una trivialidad, una pérdida de tiempo, algo que escapa completamente de los objetivos de cualquier programa académico...  porque a los profesores no les pagan para ir a clases a “conversar” con sus alumnos de temas que no tengan que ver con el ramo impartido... o no?
De hecho, al parecer es bastante útil... Ok, no es un “método” pero claramente es  la base de una buena comunicación no?
Soy un convencido de que una buena conversación con un curso, donde uno exponga de manera abierta y sincera alguna anécdota o experiencia profesional que sea relevante (o quizás no tanto) al tema que se está enseñando puede aportar MUCHO más que una clase de 150 slides de powerpoint llena de datos, texto, gráficos o ejemplos de una empresa en India... Por último los datos, gráficos y material de estudio se puede volver a revisar en un libro pero la oportunidad de conversar con un tipo que te lleva años de ventaja en experiencia lamentablemente no se puede replicar ni con el mejor texto de estudio...
Sé que los alumnos reciben muy bien cuando un profesor “se escapa” un poco del programa y le imprime un sello absolutamente personal a una clase, que por un momento deja de ser una “clase” y pasa a ser una instancia valiosa de transmisión de información relevante en forma de experiencias, valores y actitudes que pueden generar un aprendizaje realmente duradero y significativo en los alumnos. Probablemente tu mismo te acuerdes de alguna historia o anécdota que algún profesor contó en una clase de Anatomía, Derecho Romano o Cálculo I en tu primer año de universidad... Probablemente esa conversación abierta de tu profesor con tu curso te marcó mucho más que todas las clases del resto del año, te hizo pensar, reflexionar, replantearte algunas cosas y de paso conocer un poco más a fondo al sujeto que tenías al frente, a “la persona detrás del profesor”. Cuando se dan este tipo de interacciones en una sala de clases, se modifica completamente la dinámica interna de este proceso llamado educación, deja de ser “una transacción” o “una guerra” entre el profesor y sus alumnos y pasa a ser una experiencia mucho más enriquecedora, más dinámica, más sincera.
La idea es que esta conversación se sienta cercana y real por parte de los alumnos y la tarea del profesor es saber qué experiencia contar, cuando contarla y para qué contarla... El efecto es notable, de una impronta potente y recuerdo duradero.
Incluso el profesor pudiera pedir que algunos de los alumnos opinaran o que también contaran experiencias personales alusivas al tema en cuestión. La experiencia de un par (compañero de curso) también es información relevante que pudiera complementar los objetivos de una clase y además estrecha lazos entre los integrantes de un curso, tema que también es importantísimo para que se den procesos de aprendizaje exitosos.
Hasta ahora no me he metido en técnicas y metodologías modernas que se pueden aplicar al proceso de enseñanza y formación profesional.
En el transcurso de los próximos post voy a hablar del rol que van a jugar las nuevas Tecnologías en la educación superior y también el impacto que podrían tener algunos métodos como el Aprendizaje Experiencial (modelo Kolb), El Debate Académico, El Role Playing, la Programación Neurolingüística, el "Team Academy" de Finlandia y otras metodologías propias del Coaching, en esta nueva revolución de la educación superior.

Saludos a todos!

1 comentario:

  1. Bueno...muy buena columna, y ojo, que en algunas universidades ya se aplican metodos del coaching y nuevos metodos de aprendizaje, pero no en chile lamentablemente. Buen trabajo.

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