miércoles, 29 de abril de 2015

La tragedia del Norte en primera persona

La foto de portada de esta columna muestra lo que alguna vez fue un álbum familiar, fotos que ahora están esparcidas en el barro y corroídas por algún químico fuerte. Recuerdos familiares que se destruyeron de golpe este 25 de Marzo.
Esta foto fue tomada en la localidad de Paipote cerca de Copiapó, epicentro de la catástrofe donde murieron 31 personas, quedaron alrededor de 30.000 personas damnificadas y otra treintena de personas desaparecidas.
El fin de semana pasado me tocó ir en calidad de colaborador a un operativo de Salud organizado por la ONG Farmacéuticos Sin Fronteras, donde inicialmente me tocó ayudar en el reclutamiento de profesionales de la Salud que quisieran ser voluntarios en este operativo.

El equipo que se armó fue de 14 personas entre los cuales había médicos, nutricionistas, kinesiólogos y un enfermero.
Nos tocó montar 4 operativos médicos, armando consultorios improvisados en lo poco que quedó en pie en esta zona, un gimnasio, una iglesia o en unas de las pocas casas que quedaron parcialmente utilizables en Paipote.
En dos días se realizaron alrededor de 150 atenciones médicas y unas 150 atenciones nutricionales y kinésicas. Además se entregaron muchas dosis de tratamientos farmacológicos.
A un mes de la tragedia, el panorama se ha vuelto muy distinto a lo que vimos por las noticias hace un mes. El barro ya se secó y se transformó en duros bloques de algo similar al concreto, hay mucho polvo en suspensión, polvo irrespirable por la gran cantidad de sustancias tóxicas que bajaron con el aluvión de los relaves mineros, hay mucha destrucción, desolación, shock y desesperación en las personas.
Creo que es imposible resumir en pocas palabras todo lo que vimos y escuchamos en el fin de semana, así es que solo les voy a contar un par de las muchas historias que me impactaron.

SRA. LUCÍA
La señora de la foto se llama Lucía.
Es una de las muchas personas que lo perdieron todo en Paipote.
Cuando iba recorriendo las calles de esta localidad se me acercó y me preguntó en qué andaba por ahí, le conté que veníamos desde Santiago de voluntarios con la ONG Farmacéuticos Sin Frontera y que íbamos a montar un operativo de Salud. La verdad es que no sé si me entendió mucho pero me preguntó si quería ir a ver cómo había quedado su casa. La acompañé.
Cuando llegué me encontré con esto:
Como pueden ver la destrucción fue total. 
Ella me iba haciendo un "tour" por lo poco que quedó de su casa: "Esta es la cocina, eso de ahí era el living/comedor, por allá el baño...".
Yo no sabía qué decir, era realmente fuerte la escena.
Lo que se ve en la foto es la casa después de que pasó una retroexcavadora y limpió un poco el lugar. El nivel donde llegó el barro se ve claramente en el borde superior de lo que fue un ventanal, es el punto donde cambia de color café al blanco original que tenía su casa, estamos hablando de casi 1.90 mt. de barro.
Seguimos caminando, ella ahora miraba su casa en silencio...
Luego llegamos a un sector donde en un cerro de barro apareció lo que quedó del auto de su marido que estaba como a media cuadra de su casa.
Ella la verdad es que de lo único que se lamentaba era de que su marido había perdido todos sus medicamentos para controlar su diabetes. 
Yo le dije que en eso la podíamos ayudar, la llevé a la farmacia móvil que se había habilitado en una van y el equipo de Farmacéuticos sin Fronteras le donó 6 meses de tratamiento para su marido. Ella estaba infinitamente agradecida.
Primera vez en mucho rato que la veía sonreír.
Pensé: "Bueno, de eso justamente se trata todo esto..."

FELIPE
Otro de los puntos donde instalamos un consultorio médico de emergencia fue en la iglesia de Toledo, localidad cercana a Copiapó.
Apenas llegué comencé a recorrer un poco la zona y a lo lejos vi a un niño de unos 5 años subido arriba de un árbol.
Al principio pensé que estaba buscando algo, así que me acerqué un poco para ver qué podría estar viendo. Mientras me iba acercando me podía dar cuenta que en realidad no estaba buscando nada, solo estaba mirando cerro arriba, en la dirección desde la que llegó el alud a su localidad. Parecía estar muy concentrado. 
Me acerqué un poco más. En realidad no tenía cara de concentrado, ni de estar buscando algo.
Simplemente tenía cara de angustia, miedo o pena...
Él justo se dio vuelta y me quedó mirando. Le tomé esta foto. 
Estaba en eso cuando desde la casa que estaba a un costado aparece su papá.
Inmediatamente me identifiqué, le conté qué estábamos haciendo en la zona y le pregunté qué estaba haciendo su hijo arriba del árbol.
-No sé, ha estado así desde que pasó lo que pasó, anda muy raro, ya no quiere ni hablar, come muy poco... Pasa horas arriba del árbol mirando cerro arriba...
Alberto, el papá de Felipe, me comentaba que el día de la catástrofe a lo único que atinaron fue a subirse a los árboles y ver cómo el lodo pasaba por debajo de ellos arrasándolo todo.
Él y toda su familia estuvieron más de 10 horas aferrados a dos árboles que hay cerca de su casa, gracias a esto se salvaron.
Felipe, a sus 5 años no entiende mucho lo que pasó. Su papá tampoco...

REFLEXIONES FINALES
Me costó mucho escribir este resumen de lo que nos tocó ver en el Norte.
Simplemente no sabía por donde partir, qué contar, cómo poder transmitir todo lo que pasó el 25 de Marzo del 2015. Creo que cualquier texto, párrafo, foto o video se queda corto.
Cuando llegué de vuelta a Santiago, me bajé del bus y me vine directo a mi oficina. Estuve todo el día como zombi intentando trabajar, pero no hubo caso que me pudiera concentrar.
Seguía pensando en el Norte, en toda esa gente que lo perdió todo, en todos los niños con problemas respiratorios y dermatitis que se atendieron, en todas las personas que pidieron atención psicológica, en las casas, autos y recuerdos destruídos, en las caras de resignación que tenían las personas.
Aún queda mucho que hacer, la reconstrucción de toda esta zona puede durar fácil un par de años. Aún hay unas 30.000 personas damnificadas y las cosas que detectamos que se necesitan con urgencia son:
-Agua
-Alimentos bajos en sodio (mucho hipertenso en la zona)
-Frutas y verduras enlatadas
-Conservas proteicas como atún enlatado
-Elementos que permiten hacer sopas, como sémola
-Medicamentos de todo tipo, sobre todo para afecciones respiratorias, gastrointestinales, dérmicas, control de hipertensión y diabetes
-Mascarillas, idealmente las tipo N95
-Elementos de aseo personal
-Elementos de desinfección

En conjunto con el equipo de Farmacéuticos Sin Frontera estaremos canalizando los donativos y haciendo las gestiones para envío a las zonas de mayor necesidad.
El trabajo debe continuar.
Acá el equipo que participó en este intenso fin de semana de trabajo en la zona de catástrofe:











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