lunes, 17 de abril de 2017

De Orugas, Patrones de Comportamiento e Innovación

Existe un insecto que tiene comportamientos muy curiosos que hasta cierto punto nos hace recordar y reflexionar acerca de comportamientos humanos igual de curiosos.
Se trata la Oruga Peregrina (Oruga Procesionaria), que vive habitualmente en zonas boscosas, idealmente donde hayan pinos y que tiene una característica que llama mucho la atención.
Estas orugas reciben su nombre de "peregrinas" o "procesionarias" debido a que cuando salen de sus nidos en busca alimento, van avanzando en línea recta en disposición cabeza-cola-cabeza, igual que los elefantes de los circos tradicionales. La oruga que sale primero va dejando un fino rastro de seda mientras avanza. La segunda oruga va siguiendo este rastro y va añadiendo el propio, la tercera sigue a la segunda y añade su propio rastro y así sucesivamente conformando "procesiones" de cientos de orugas!
Se ha estudiado que la primera oruga en salir es simplemente eso, la primera en salir. No se trata de un tipo "especial" de oruga, o una "oruga líder" o "oruga reina", simplemente es la primera en salir y todas las demás van siguiendo ciegamente su rastro, sin cuestionar nada, absolutamente obedientes a las decisiones que tome la primera oruga.
Si alguien quitara a la primera oruga de esta fila, simplemente la oruga nº2 va a tomar su lugar y las otras orugas van a seguir su rastro sin cuestionar nada...


El comportamiento de este insecto maravilló a uno de los más grandes naturalistas del siglo XIX, Jean Henri Fabre (en la foto) que es considerado por muchos como el padre de la entomología moderna. Fabre estudió durante años a la oruga peregrina, tanto en su ambiente natural como en su invernadero en condiciones controladas.
Se caracterizaba por ser un maestro de la observación y gran parte de su obra se basa justamente en esto, en su capacidad de observar, explorar, experimentar, darse cuenta y documentar cosas que nadie antes se había percatado, de hecho influenció mucho a otro gran naturalista de la época, Charles Darwin.
A Fabre le llamaba mucho la atención este potente instinto de las orugas de seguir a la oruga líder sin importar las consecuencias y decidió hacer un experimento para responder dos preguntas: ¿Qué pasaría si a las orugas se les dispusiera en círculo? ¿Su instinto las llevaría a avanzar en círculo de forma interminable hasta morir?
El 30 de enero de 1896, Fabre realizó un experimento en el que dispuso una cadena de orugas peregrinas en el borde de un recipiente grande relleno de tierra. Puso suficientes orugas para cubrir todo el borde del recipiente de modo cuando cerró el círculo, la primera oruga quedó conectada a la cola de la última oruga. Se sentó a observar y tomar nota de todo lo que pasaba...
Y pasó lo que suponía que iba a pasar. Simplemente cada oruga seguía obedientemente a la que tenía delante, ignorando además que Fabre había puesto en el centro del recipiente un puñado de la comida preferida de las orugas.
Seis días después (5 de Febrero de 1896) las orugas seguían avanzando en círculo! 
Solo después de que muchas comenzaron a colapsar debido al cansancio y falta de alimento, el círculo se rompió lo que permitió que muy pocas orugas pudieran arrancar con sus últimas fuerzas y lograr sobrevivir.
Según los cálculos de Fabre, las orugas habían dado más de 500 vueltas al recipiente sin comer ni descansar, es decir el equivalente a que una persona corriera tres maratones y media sin agua, comida ni descanso...
Fabre terminó la descripción de su experimento con las siguientes palabras:
"Las orugas sufriendo hambre, cansancio extremo y frío por las noches, se aferraron de forma obstinada al rastro de seda de las predecesoras, debido a que carecían de los destellos elementales de razón que les indicaran abandonar o que fueran al centro del recipiente en búsqueda de comida"

Y claro, el estimado lector en esta parte puede estar pensando: "Pero cómo! Pobres bichos estúpidos! Cómo pueden tener comportamientos tan extraños!"
Y resulta que sí. El comportamiento es "estúpido" y "extraño". La mala noticia es que nosotros, TODOS nosotros, también demostramos este tipo de comportamiento. Mucho más de lo que quisiéramos, de hecho... casi todo el tiempo! 

Algunas preguntas que debiéramos hacernos son: 
¿Somos en realidad TAN distintos a la oruga peregrina?
¿Estamos dispuestos a cuestionar nuestros patrones de comportamiento, nuestras rutinas y nuestras costumbres?
Y si nos damos cuenta de que alguna de estas rutinas no nos lleva a ninguna parte o es en realidad perjudicial ¿Hacemos alguna acción concreta para no terminar igual que las pobres orugas andando en círculo hasta morir?

Son preguntas que vale la pena que nos hagamos todos, incluidas las empresas, porque vivimos tiempos de mucha incertidumbre, cambios y avances radicales a velocidades sin precedente.
Hay una alta probabilidad de que la forma de hacer las cosas que hoy damos por hecho, sin cuestionarla y repitiéndola una y otra vez en modo "piloto automático", ya no nos sirva para resolver los problemas del futuro. 
En este contexto la Innovación ya dejó de ser un "nice to have" y  se ha vuelto una competencia profesional/empresarial de vida o muerte, tal cual.


PD: Si no me creen pregúntenle a los de Blockbuster...


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