En la década de 1930, el psicólogo de la corriente Gestalt Karl Duncker, diseño un test de rendimiento cognitivo al que llamó “el problema de la vela” (the candle problem) y sus interesantes resultados fueron publicados de manera póstuma en 1945.
El problema de la vela consiste en lo siguiente:
Se sienta a un sujeto frente a una mesa contigua a una pared de madera y se le entregan los siguientes materiales: una vela, una caja de chinches y unos cuantos fósforos.
La tarea consistía en sujetar la vela encendida a la pared de manera que la cera derretida no caiga sobre la mesa.
No parece un problema tan difícil no? Casi todos los participantes comenzaron intentando clavar la vela a la pared con los chinches, pero al parecer esa no era una buena alternativa...
Otros intentaron derretir la vela por el lado y pegarla a la pared, pero tampoco tuvieron buenos resultados ya que la vela derretida igual caía sobre la mesa (además dejaba negra y quemaba la pared...).
Luego de un promedio de 7 minutos, los participantes del estudio llegaban a la solución óptima que consistía en utilizar la caja de chinches como una plataforma para sostener la vela y fijar esta caja a la pared utilizando los chinches. Inteligente no? Aunque no es tan obvio...
Un fenómeno que se observa claramente en este test es el de la “Fijación Funcional”, que es la tendencia a pensar de manera “fija” acerca de la función de un elemento (en este caso la caja de chinches), cuando en realidad se podrían explorar otros usos interesantes para el mismo objeto (caja de chinches como una plataforma para la vela).
Este simple e interesante test ha sido replicado por varios otros investigadores, en distintos tipos de sujetos encontrando resultados similares pero fue el psicólogo de la U. de Princeton, Sam Glucksberg al que se ocurrió explorar otro fenómeno muy interesante utilizando este simple test.